El sol comienza a brillar y a calentar tanto como si de verano se tratase. El buen tiempo parece que nos acompaña en esta primera fase 0 de desescalamiento, y las ganas de «exprimir» esos rayos de sol para lucir un precioso bronceado, son inevitables. Aunque el sol tenga inmensidad de beneficios para nuestra salud, hay que ser consciente de que una exposición excesiva e inadecuada puede ser peligrosa para nuestra piel.

Rayos ultravioleta

A exponer la piel al sol, también la estamos exponiendo a los rayos solares y a los efectos nocivos de estos dos rayos ultravioleta:

Rayos UVA

Son los responsables de que la piel adquiera un tono bronceado, al inducir a las células a producir melanina, un pigmento natural que colorea la piel. Aunque no queman, no son inocuos, ya que penetran profundamente en la piel y pueden provocar daños a largo plazo como envejecimiento prematuro, manchas, pérdida de elasticidad e, incluso, lesiones importantes.

Rayos UVB

Son los responsables de causar el enrojecimiento.

Beneficios del sol

Nuestros cuerpos están diseñados para aprovechar el sol. El sol contribuye a mantener una buena salud, ya que aporta beneficios físicos y emocionales como:

  • Activar la circulación.
  • Reforzar el sistema inmunológico.
  • Mantenernos activos durante el día para dormir profundamente por la noche.
  • Ayudar a que la piel produzca vitamina D, necesaria para la función normal de los huesos y la salud. 

Asimismo, el sol también influye en el estado de ánimo, ya que equilibra el sistema nervioso y ayuda a combatir la depresión.

Riesgos del sol

La exposición al sol sin protección provoca daños que se acumulan día a día en la piel. Esta tiene efecto memoria, es decir, el exceso de luz solar queda registrado sobre la piel y, cuando se produce una quemadura, con el paso del tiempo puede llegar a provocar el envejecimiento de la piel o, dependiendo de la gravedad, causar distintas lesiones.

  • Pecas
  • Manchas
  • Lentigos
  • Quemaduras
  • Cáncer de piel
  • Fotoenvejecimiento: Envejecimiento prematuro de la piel

Medidas de protección solar

Proteger adecuadamente la piel del sol es la mejor medida para disfrutar de el sin dañar nuestra salud. El sol tiene inmensidad de beneficios para nuestro cuerpo y estado de ánimo, pero si se hace un mal uso de este surgirá el efecto contrario, graves consecuencias en nuestra piel. Para disfrutar del aire libre, evitando que la piel corra riesgos, se aconseja:

 

  • Usar un protector solar adecuado a tu tipo de piel. Nunca debes prescindir de él.  

Este protector solar, se debe aplicar previo a la exposición del sol y de manera constante, extendiéndolo de manera generosa sobre la piel seca (no escatimar en cantidad). Debemos asegurarnos de que toda la superficie del cuerpo queda cubierta por el protector, sin olvidar zonas como las orejas o el cuero cabelludo, en caso de calvicie o en niños pequeños.

Recuerda: Aunque sea un día nublado y parezca que no hay sol, debes usar protección, ya que las nubes dejan pasar gran parte de las radiaciones solares.

 

  • Evitar las horas de máxima intensidad solar, siendo entre las 12 y las 4 de la tarde cuando los rayos de sol inciden con mayor intensidad.

Para evitar que nuestros ojos también se vean afectados a esta incidencia de los rayos de sol es aconsejable utilizar gafas de sol con cristales que absorban la radiación ultravioleta.

  • Mantener el cuerpo hidratado. Beber agua con frecuencia para evitar la deshidratación.

Es importante recordar que no existe una protección total ante el sol, por ello es aconsejable limitar la exposición y seguir estas medidas de protección.

Sabías que...

 

  • Cada año, más de 2 millones de personas son tratadas por cáncer de piel.
  • El melanoma es un tipo de cáncer de piel menos común, pero más grave.
  • En el siglo XIX tener una piel bronceada era un símbolo de pobreza.
  • El bronceado  se produce como autodefensa contra la sobreexposición a los rayos ultravioletas.